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miércoles, 21 de diciembre de 2011

Distancia


Por mucho que intentes interponerte
por mucho que intente separarnos
Por mucho que nos detestes
no lo conseguirás
No
no lo conseguirás
Porque nadie lo ha conseguido
ni viento ni mareas
ni religiones ni culturas
ni disgustos ni decepciones
no lo conseguirás
No
Jamás nos separarás
nunca lo harás
Distancia.



miércoles, 14 de diciembre de 2011

Ángel



Harto de la opresión, de la censura, de las normas absurdas, de la dictadura, Ángel abandonó el cielo. Pero Dios, el dictador, le prohibió su regreso, algo que no preocupó al ser alado. Así abandonaba la hipocresía, el tener que adorar a alguien a quien no conocía para poder vivir libremente lo que resultaba una completa contradicción.

En el infierno las cosas no estaban mejor. La mano del todopoderoso era infinita. Allí, junto a psicópatas, violadores y otros monstruos humanos, había todos los seres que no cumplían los caprichos de Dios. Satán estaba encantado y disfrutaba torturando a homosexuales, divorciados, ateos y otros de creencias diferentes. Había también niñas violadas que habían decidido abortar, otras simplemente habían cometido una imprudencia común a su edad por falta de información y no querían tener que pagarlo para el resto de sus vidas. Habían suicidas, bebés que no habían sido bautizados y un gran etcétera de personas de corazón poco malvado. Resumiendo, la mayoría de los seres humanos. El sistema hitleriano impuesto por Dios era implacable.
Asqueado, Ángel huyó de allí y también las puertas del infierno se le cerraron para siempre.
De sus ojos salieron lágrimas, lágrimas de sangre. Deambuló sin rumbo cual alma en pena por el paraíso hecho ruinas hasta el fin de los tiempos.


lunes, 5 de diciembre de 2011

Desvaríos


El objetivo de todo ser vivo, es el hallazgo de la felicidad. De naturaleza soñadora, de niño pensé que de mayor sería feliz y comería perdices… bueno, no literalmente, mi condición vegetariana me lo impide, pero sí en el sentido global de la expresión. Pero creces, despiertas y la vida empieza a darte palos. El sueño del que no querías despertar se hace añicos y nada es lo que parece, nadie es como parece. Descubres que el ser honesto, tal y como hemos organizado la sociedad, no sirve de nada. Tal vez para atraer simpatías, incluidas también las de los estafadores. Sabes que tu vecino holandés, bajo su cálida sonrisa radiante de felicidad no tiene lo que tiene por ser un simple carpintero. También sabes que sus continuos viajes no son simplemente por ocio; y no eres el único que lo sabe, todo el mundo lo sabe. Entiendes que el mundo está corrupto, que tus vecinos están corruptos, que tu policía está corrupta, que tus políticos están corruptos. Un presidente no debería salir en las noticias, no debería ser tan popular, ser el protagonista; cuanto más sale peor empieza a funcionar todo. Luego piensas que lo que hace no es tan malo. Mucha gente insatisfecha de la vida tiene la necesidad de buscar algo que le ayude a desinhibirse; eso las ayuda, las hace felices, aunque solo sea por unos instantes, aunque no sea más que un espejismo. Y recapacitas, tú haces igual. Tú, en vez de tomarte sustancias ¿prohibidas? Lo haces sumergiéndote en alguna tele serie que sin remordimientos te bajas de Internet (si no lo hicieras no la verías) o jugando a los videojuegos. A veces sientes una necesidad incrementada de jugar a ellos y piensas que lo único que buscas es también desinhibirte. Tu compulsiva necesidad de coleccionar juguetes de los personajes que tanto te apasionaban en tu infancia (y aún ahora), que nunca pudiste tener; a sabiendas que con ello estas alimentando a una monstruosa empresa americana, que bajo su máscara de vender ilusión a los niños, los explota en sus diabólicas fábricas en China.
Pero de pronto encuentras a alguien que vuelve a trasladarte a tus inocentes sueños de la infancia y la adolescencia. Conoces a tu princesa, a tu religión, a tu diosa, un rayo de luz se cuela en tu vida y te aferras a la esperanza de seguir luchando por la felicidad. Ella te incita a hacerlo, ya no solo deseas tu felicidad, también la suya. Pero vuelves a despertar y recuerdas al mundo que ya sabias como era, que es como es. Porque ves a tu diosa, a quien te ha devuelto la ilusión, como empieza a marchitarse. Ves que el mundo es tan cruel que consigue que la más bella flor de todo el jardín se contamine, se oscurezca y el pesar la consume. Ahora tienes que ser fuerte. Más fuerte aún, a sabiendas que realmente no lo eres, que nunca lo has sido. Tu debilidad, tu inseguridad, tu lado oscuro la salpica a ella. Y debes luchar para que tu luz oculta bajo las tinieblas brille y haga resurgir la más hermosa de las sonrisas.
Pero el mundo es tal cual lo hemos hecho. Recuerdas la sonrisa de un niño que vive en la miseria, en algún país de los denominados tercermundistas, y a pesar de que apenas tiene comida a diario es más feliz que tú. Te sientes culpable… pero no quieres esa felicidad, no quieres la felicidad de la ignorancia.
Miras a tu alrededor y ves que tu frustración no es un caso aislado. Ves en el rostro de tus hermanos la pérdida de la ilusión. Mientras un amigo desea la muerte del suyo, otro la de su jefe.
Eso te lleva a pensar en el trabajo que tienes, que detestas y tienes que escuchar: al menos tienes trabajo, y aunque te hiera, tal y como están las cosas sabes que es verdad ya que el dinero que no quieres, lo necesitas. No porque quieras coches, ni casas, sino porque con él puedes comprar la libertad… ¿la libertad tiene precio?... ridículo.
Alguien te dice que si aprendes a reírte de todo serás más feliz, puede ser cierto, pero no quiero una felicidad hipócrita.
Sabes que no eres mejor que nadie, que eres como todos. Ni siquiera has sido capaz de educar a tu perro, que has tenido que ponerle una cadena privándole de su libertad, todo culpa de tu incompetencia. Si lo sueltas volverá a matar gallinas o a hacer algo peor, tú eres el único culpable.
Pero no pienso rendirme. Tal vez esto son solo desvaríos, pero el hecho de estar escribiéndolos me deja entrever un pequeño resurgir de mi esperanza, de mi luz. Porque no pienso rendirme, siempre y que mi princesa esté a mi lado seguiré luchando, luchando por ella, por nosotros, por el hallazgo de la felicidad. 



miércoles, 16 de noviembre de 2011

Pensando un Best Seller (zombies)


El tiempo no ha olvidado los seres clásicos del terror. Cada poco tiempo un libro, una película o una serie de televisión reviven a los monstruos que ya hacían temblar a nuestros abuelos. En ocasiones estos seres son transformados para adaptarse a los tiempos, a las exigencias del consumidor actual, cada vez más difícil de sorprender. Todos recordamos películas de principios de los noventa en los que los vampiros formaban bandas callejeras de macarras, también a principios e éste siglo salieron las películas basadas en cómics de la Marvel de Blade. En los últimos años la saga Crepúsculo, masivamente conocida en el mundo entero ha llevado a los vampiros al instituto y  la cotidianeidad junto a los hombres lobo; otro de los seres más populares del terror. ¿Quién no recuerda aquella serie de dibujos animados en la que un chico de instituto (vestido con una chaqueta de jugador de futbol americano) descubría que él y su respectiva familia eran hombres lobo. Aún se nos ponen los pelos de punta al recordad a Jack Nicolson con aquella cara de psicópata. Al terrorífico carnívoro lo hemos visto perdido en Paris y en innumerables sitios más haciendo una vida diurna más o menos normal y liándola por las noches.
En cambio, los zombies siempre han sido zombies. Estén más o menos ciclados, sean más o menos inteligentes, su personalidad es siempre la misma. Su único objetivo es comer carne humana, a ser posible, cerebros.
Propongo una modernización de dicha putrefacta criatura. Una trilogía de novelas (ampliable):
  1. En el primero de los libros, un adolescente zombie iría al instituto en el que tendría que enfrentarse a las bandas de chicos xenófobos que lo odiaban por el simple estado de descomposición de su cuerpo. Por supuesto, también debería competir con el líder de una de las bandas más peligrosas para conquistar a la chica más guapa e inteligente (la única inteligente) del instituto. Pero claro, tendría que vencer sus problemas de pérdida de miembros y otras partes del cuerpo y combatir su putrefacción que le causaría grandes complejos (también por el mal olor) que finalmente vencería valientemente.
  2. En la segunda parte el no muerto conseguiría ir a la universidad junto a su bella novia. Pero un estudiante extranjero, procedente de Egipto y cubierto de atractivas vendas se interpondría en su camino. La chica se vería inmersa en dudas y surgiría un triángulo amoroso llevándolos a todos al borde del precipicio. Al final ganaría nuestro no muerto favorito y surgiría la amistad con el estudiante forastero.
  3. En principio, éste sería el libro que cerrase la saga. En el se vería a un zombie más maduro, más adulto, que ha conseguido entrar en el apasionante mundo de las finanzas. El ejecutivo zombie deberá enfrentarse a los despiadados hombres de negocios y ayudar a reflotar una empresa que ha sido saboteada. También veremos a los hijos semi-no muertos ¿? del protagonista. Finalmente triunfará y comerá cerebros de perdices con su familia el resto de su ¿vida?

Los componentes que he expuesto, en mi humilde opinión, son una buena fuente para escribir un Best Seller… o no. Yo por ahora no pienso hacerlo.


martes, 1 de noviembre de 2011


Y EL GANADOR ES....




Resultados del sorteo:
  • Puesto 1: Gybby
  • Puesto 2: Humberto Dib
  • Puesto 3: Marian
  • Puesto 4: Verónica
  • Puesto 5: Jessenia


GYBBY!!!!


Enhorabuena!!!
Envíame tu dirección al mi correo electrónico, ( diasdegloria@hotmail.com ) en breve te enviaré un libro dedicado a mi gusto, y espero que al tuyo también ;)

Gracias a todos por participar!!

lunes, 31 de octubre de 2011

Cuento moderno


INTRO:
Les quiero presentar cuatro historias muy comunes, todas ellas inspiradas en hechos reales. Cuatro historias de cuatro familias de una planta de un edificio cualquiera de una ciudad cualquiera de nuestro país, tal y en la situación en la que se encuentra ahora mismo.

Érase una vez una fortaleza en la que habitaban multitud de ciudadanos procedentes de diferentes lugares del mundo, lejanos y cercanos, fríos y cálidos. Cada uno tenía su historia:

3ºA
Érase una vez un rey rico que había heredado grandes riquezas en las que se contaban fortalezas y grandes caudales. Pero el rey rico vivía triste y solo y su riqueza no lo consolaba. Su reina había fallecido hacía años y su único hijo se había ido a vivir a otra ciudad. El hombre rico se sentía solo y esperaba con impaciencia la muerte. Su heredero volvería a casa para enterrarlo y poner la fortuna a su nombre.

3ºB
Érase una vez un humilde príncipe y una humilde princesa. Un día encontraron una lámpara mágica (o un banco) que les concedió tres deseos. Una vivienda, un coche y un espectacular viaje al Caribe. Pero sobre la lámpara había una maldición, La Maldición de la Crisis Económica. Con el tiempo el príncipe perdió su empleo; el empleo mileurista de temporada de la princesa pasó de ocho meses a cinco y sus caudales empezaron a ser insuficientes para echar en la ranura de la lámpara. Ambos, que habían comido perdices juntos, empezaron a pasar hambre y a malvivir y la lámpara se fue tiñendo de rojo, camino a la ruina total para el resto de sus vidas.

3ºC
Érase una vez un jeque que después de haberse embarcado en un navío, habiendo sorteado todo tipo de obstáculos arriesgando su vida, viento, marea, mafias, policía, etc., había llegado al paraíso. Allí había podido prosperar hasta convertirse en un ciudadano más de aquel lugar. Había incluso podido pagar el billete de barco, sin trepidantes ni arriesgadas aventuras a su mujer, a sus dos hijas y a su hijo.
Todos serían felices, pero no para siempre. Un día La Maldición de la Crisis Inmobiliaria caería sobre ellos y el jeque se quedaría sin trabajo. El valiente luchador no permitiría que sus amadas mujeres (esposa e hijas) trabajaran. El hijo sería el primero en abandonar el gremio de los estudiantes y unirse a su padre en la lucha contra la malvada serpiente del paro. Las hijas también deberían abandonar sus artes intelectuales para pronto convertirse en concubinas de señores menores y todos rezarían a su dios para no perder la fe.

3ºC
Érase una vez una bella sirena que fue engañada y pescada por unos piratas (o mafiosos). Después de abusos, llantos, sufrimientos, dolor y sangre hallaría la libertad. Continuaría ejerciendo su canto atrayendo a los marineros con su belleza pero consiguiendo una vida más o menos digna. Pero el espejismo desaparecería y se vería obligada a volver al mar para dejarse devorar por los tiburones a cambio de un techo y comida para su hijo bastardo.

--
Pero sobre ellos, en el altillo, una niña llamada Pandora había dejado una caja. Alguien la había abierto pero algo había quedado en su interior, pero cuando lo descubrieran tal vez sería demasiado tarde para algunos…


¿FIN?…no, todavía no.


martes, 11 de octubre de 2011

10ª Edición Proyecto Lectura Encadenada



10ª EDICIÓN PROYECTO LECTURA ENCADENADA

¿QUÉ ES?
Para quién todavía no haya participado, debe saber que este proyecto está orientado principalmente a fomentar la lectura, pero también es una buena forma de conocer más blogs y más gente.
Yo, como ganador de la edición anterior, regalaré a quien le toque en esta ocasión un libro de mi elección. A su vez, el ganador de mi libro debe organizar otro sorteo similar para regalar otro y así sucesivamente.

BASES DEL CONCURSO:
Los participantes deberán ser seguidores de mi blog. Aclaro: seguidores a traváes de Blogger, que es fácilmente controlable. No son validos validos los seguimientos privados por RSS. El objetivo es seguirnos todos/as los/las que participen en este proyecto.
Quienes quieran participar deben dejar un comentario en esta entrada indicando que desean hacerlo y, en la medida de lo posible, un enlace a su blog para poder comprobar la condición número 3 más fácilmente.
Es necesario que los participantes hagan una referencia a este proyecto en su blog. No hace falta que sea en una entrada. Bastará una simple referencia, un enlace, un banner o lo que sea. Esto sirve para que la iniciativa llegue al mayor número de gente posible.
El sorteo se hará al azar mediante sortea2.
El/la ganador/a del sorteo recibirá como premio un libro dedicado y seleccionado por el organizador (yo) en la dirección que me facilite una vez contacte con él/ella.
El ganador/a deberá comprometerse a efectuar nuevamente el sorteo en su blog y regalar un libro al nuevo ganador/a, que también deberá continuar la cadena.
Los libros deberán ser preferiblemente no nuevos, por el valor sentimental que tienen y por el hecho de poder dar más uso a cada ejemplar. Pero si es nuevo, tampoco pasa nada. ¿no? A mi personalmente me cuesta desprenderme de mis libros…
Si vuestro blog es privado y queréis participar. No hay problema, pero deberíais dejarme acceso para comprobar que seguís las normas.
Si no tenéis blog, podéis participar en el concurso pero deberéis seleccionar un blog (de los que seáis seguidor) a quién le regalaréis (directamente) un libro para que él pueda continuar con la cadena publicando de nuevo el sorteo en su blog. Hay de plazo para apuntarse hasta el 31 de  octubre (incluido).
Poco después, haré el sorteo y publicaré el resultado en mi blog.

Hasta la fecha, estos han sido los organizadores del Proyecto lectura encadenada:
  1. Deman
  2. Naray
  3. InnerGirl
  4. Audrey
  5. Inés
  6. Verónica
  7. B.art
  8. Mar
  9. Guti
  10. Pedrojescritor

miércoles, 14 de septiembre de 2011

El final del camino



Después del frío de las lluvias del invierno, la primavera quería emerger un año más. Aquella mañana nos obsequió con un claro y cálido día. Como todavía faltaba para la hora de comer, decidí ir a pasear con la incansable Usha, mi perra, todavía una cachorra, cabezota, impaciente, enérgica.
Opté por la ruta que más frecuentemente tomábamos: seguimos el canino que pasa por el este de la casa, junto al pie de la montaña. Llegamos a una casa deshabitada que prácticamente está en ruinas. Sus propietarios viven en la ciudad y hace años que nadie ha vuelto por allí. Pasamos junto a los derruidos corrales por el sendero cuesta arriba apartando matorrales y evitando cardos cuyos pinchazos escuecen a rabiar. Saltamos el pequeño y antiguo muro y ya aparecimos en el caminito que serpentea por el interior del bosque de la montaña. Lo seguimos, en la fresca sombra, bajo el toldo natural que nos proporcionaban los altos pinos con la pinocha bajo nuestros pies. Finalmente, después de un tramo en el que debíamos apartar las ramas de matojos y setos que pretendían invadir el caminito, desembocamos en unas feixas (bancales). El bosque se cortaba de repente, la línea de los árboles tomaban una curva y empezaba una finca. Pequeños y estrechos bancales aprovechando el poco terreno llano allí en donde termina la montaña y empieza el valle. Antiguamente, los payeses usaban toda la tierra de la que disponían, cualquier trozo era bueno para cosechar, aunque solo fueran cebollas. Los terrenos formaban una gigantesca escalera que descendía de la sierra hacia el llano respetando el curso del torrente cuyo paso siempre había sido considerado, conscientes los antiguos habitantes de la isla, de que el agua pasa por donde debe. La casa estaba situada en uno de aquellos escalones con un único camino para acceder a ella sin pisar el campo.

De repente, algo llamó la atención de Usha que levantó sus orejas. La llamé, pero para no variar, dada su naturaleza de husky no me hizo el menor caso. La volví a llamar y nada. Trotó hacia el este por el interior de los bancales de tierra blanca, cuidados pero no sembrados; dirección que llevaba a la casa de la finca. La familia propietaria tampoco habitaba en ella pero, a diferencia de la anterior, la cuidaban y conservaban con esmero sin cambiar su belleza rústica natural.

Fui tras la perra y al traspasar un matorral lindante entre el bosque y el campo de cultivo, encontré andando entre las malas hierbas a una señora mayor. Iba ataviada con una gruesa bata de andar por casa de color azul, para protegerse del sol llevaba un sombrero de esparto (o algún material que lo simulaba) de propaganda de Budweiser, y calzaba unas zapatillas calentitas cómodas de lana y suela de goma. Ella desvió la mirada de Usha, que la olfateaba curiosa hacia mí mostrándome unos ojos perdidos. Sus labios dibujaron una sonrisa.
-         ¡Buenos días! – la saludé.
-         Buenos días – me respondió.
Su sonrisa en su boca hundida era amistosa aunque sus ojos perdidos mostraban atisbos de demencia. Le pregunté cómo estaba y me respondió que bien. Luego empezó a hablarme como si me conociera, pero no era así, yo era la primera vez que recordaba haberla visto, ella probablemente también. Me preguntó si el perro era mío.
-         Tienes que ir con cuidado porque corriendo con la fuerza que tiene puede hacerte caer, conozco a una chica que le pasó – me dijo preocupándose por mi seguridad.
Mis sospechas de que aquella dulce señora padecía demencia senil o alzhéimer se confirmaron. Me explicó que no sabía donde se había metido su hija. Eché un vistazo y vi a un señor y a una mujer que dos bancales más abajo recogían almendras con sus telas extendidas en el suelo y con las largas pértigas de caña en la mano.
-         Mire, están allí – le dije a la señora.
Su rostro me dijo que no sabía como llegar hasta allí. Era tan sencillo como retroceder hacia la casa y seguir el camino que descendía. Pero estaba completamente perdida. La anciana miró hacia atrás.
-         Debería volver a la casa que hace mucho calor y esperarles allí – le insté. Mi imaginación me torturó con la imagen de de la mujer cayendo de la pared hacia abajo. El primer muro hasta el siguiente bancal tenía más de un metro y medio de altura.

De pronto a la mujer se le iluminó la cara y recordó algo.
-         Un momento – me dijo.
Se acercó a un algarrobo caminando entre la hierba que le llegaba hasta la rodilla. Con los pliegues de su larga y gruesa bata formó una bolsa a la altura del vientre e introdujo un montoncito de algarrobas que había estado recogiendo hábilmente antes de mi llegada. Se acercó a mí y me los ofreció.
-         No es mucho, pero podéis llevároslo – me tendió los negros frutos.
-         No se preocupe señora, quédeselo para usted.
Pero insistió. Cogí las algarrobas con las dos manos y descubrí que eran del año pasado, estaban viejas, secas, en mal estado. Mientras le insistía que volviera a casa pensando en que no podía dejarla allí sola escuché una voz:
-         ¡Mamá! – sonó un grito unos metros más abajo.
Dejé las algarrobas en el suelo, encima de las piedras del muro y observé a la mujer acercarse. No le costó subir el primer muro y el segundo y mucho más alto tampoco necesitó mi ayuda.
A esa mujer sí la conocía, robusta de tez blanca, cara redonda y sonrisa constante. Rondaba los cuarenta años. Vestía con ropa holgada y llevaba un sombrero blanco. La había visto en la parada del autobús de la escuela llevando a su hija. Ella también me reconoció.
Después de saludarnos le expliqué que paseando a la perra me había encontrado a su madre allí por casualidad.
-         No se la puede dejar sola ni un minuto – me dijo, su normalmente rostro alegre reflejaba el susto que había tenido.
Nos despedimos y madre e hija se dieron la vuelta regresando a su casa. Usha, que estaba cazando lagartijas, y yo hicimos lo mismo. Pensé que probablemente no volvería a ver a aquella entrañable señora, pensé en como debía de haber sido antes de perder la cordura y pensé en cuánto tiempo más podría seguir en aquel mal estado malviviendo antes de su fin.
Todos deseamos una muerte en paz, mientras dormimos, tranquilos, sin que nadie tenga que sufrir por nosotros… pero eso es algo que no podemos elegir.
Me resulta inevitable recordar a mi abuela que también padeció esta terrible enfermedad y lo que tuvo que soportar mi madre.
Recientemente el escritor británico Terry Prachet (autor de las fantásticas novelas de Mndodisco) descubrió que padecía alzhéimer. Entonces decidió firmar una eutanasia asistida. Algunos pensarán que es un cobarde, yo personalmente creo que es un valiente que ama a sus seres más allegados. 

sábado, 20 de agosto de 2011

All Inclusive Chronicles. Episode II: Caribe Vice (balconing)


03:23h A.M. – HABITACIÓN 207, 2º PISO (HOTEL CARIBE)

¡Buuuf!, menudo subidón llevo. Los putos plastas de las habitaciones de al lado me están cortando el rollo. ¡Que os follen! Ja,ja,ja no lo van a conseguir, no me lo cortarán. Mis colegas también me dicen que me calle, vaya maricones de miera, que les follen también ¡que os follen! He cerrado la puerta y no pienso abrirles.
¡Me suda los huevos que tengáis niños!
No recuerdo muy bien como he regresado al hotel. Las pastillas que compramos al barman de aquel apestoso pub me han provocado un subidón de la ostia. Voy a salir al balcón a que me de el aire. ¡¡¡Aaaaah!!! Aire fresco. Estoy que ardo.
¡Que os jodan putos bastardos!
Que pesados son, no se callan.
¡La poli me va a tocar los huevos! No me asustan. Me están cortando el rollo. Me voy a ir de fiesta otra vez. Mierda, la escalera antiincendios está cerrada. Creo que el balcón no está tan alto. Voy a tirar la silla para comprobarlo. Joder, no veo muy bien pero no me ha parecido muy alto. ¡Vamos! Cojo un poco de carrerilla y ¡alehop!...
¡Joder, si esta alto! ¡No me puedo agarrar!
¡¡Aaaaaaah!!

¡Mierda, que dolor! Mejor me levanto y le llevo la silla al tío de la recepción. ¡Joder, como cuele! Me siento un poco mareado… me cuesta caminar recto, ¿porqué hay tantas escaleras para llegar a la recepción? ¿Qué me está diciendo el recepcionista? No me entero… mierda, me he caído… no puedo levantarme…
Abro los ojos, dos policías me están mirando, cierro los ojos…
Abro los ojos, oigo ruido… todo vibra, el ruido es una sirena…cierro los ojos…
Abro los ojos… una chica con un uniforme blanco me dice que ya me puedo ir…

Espero un rato. Otro rato más… no se cuánto. Me incorporo, ¡Joder! Me duele tengo una pierna escayolada, ¡Mierda! Me va a joder la fiesta.
Me levanto y me voy, paso de quitarme el pijama del hospital, me lo quedo, no me vendrá mal algo limpio, todavía me quedan muchos días de fiesta.

Basado en hechos reales. 


lunes, 8 de agosto de 2011

Odio


Odio

Odio la política,
Odio los políticos,
Porque ya he perdido la esperanza de poder ver a alguno que mire por el ciudadano y no se pierda por el poder.

Odio

Odio al arma más peligrosa de todos los tiempo,
Odio a la más poderosa arma de los políticos,
Odio la religión,
Porqué es la que ha ocasionado más muertes en toda la  historia de la humanidad.

Odio
Odio que nos echen las culpas de todo,
Odio que nos responsabilicen de todos los problemas del mundo.
Porque aunque podamos contribuir, ves a los que realmente tienen el poder de cambiarlo todo de brazos cruzados enriqueciéndose a costa de los demás, sin piedad.

Odio

Odio la falsedad,
Odio los falsos,
Porque te felicitan el día de tu cumpleaños como si realmente le importara, y tú sabes que no es verdad y no te interesa que lo sea.

Odio

Odio odiar,
Porque demuestra que mis carencias son las mismas que las de los demás.

Odio

No odio,
No puedo odiar,
Porque si tu estás a mi lado solo consigo disfrutar de la vida,
Sólo puedo pensar en ti,
Y el odio no tiene cabida en mi.

viernes, 29 de julio de 2011

Fundirme


Acariciarte
Abrazarte
Besarte
Quiero fundirme contigo y jamás despegarme



sábado, 23 de julio de 2011

All Inclusive Chronicles. Episode I: SKY-Man John.



DIA 1
Después de un largo viaje en tren, taxi, avión y autobús, finalmente John, su mujer y sus hijos habían llegado a su destino. Un hotelito en una tranquila urbanización rodeada de mar con sus respectivas playas de aguas cristalinas.
Al llegar a dicho hotel, junto a medio centenar de familias, debían aguardar su turno en una larga cola para hacer el check-in y conseguir la llave de la habitación. Al ver la cola, John le dio los documentos a su mujer y se acercó al bar del complejo que estaba a pocos metros de la recepción. Por supuesto no iba a pedir nada, ya que había pagado por un todo incluido y hasta no tener la preciada pulsera no comenzaría la ardua tarea de engullir el mayor número de cervezas en tiempo récord.
Se llevó una grata sorpresa al descubrir que en la televisión tenían puesto El Canal, tenían puesto el SKY. Estaban retransmitiendo un partido de fútbol de la selección alemana sub-21 contra un equipo de un país asiático el cual desconocía de su existencia. Le sonaba de algo ya que creía haber escuchado el nombre de aquella selección oriental.
Se sentó en una butaca y hasta que no lo llamó su mujer no se movió de allí. Pero la llamada era importante, iban a darles las pulseras, las pulseras del poder.  Del poder pedir todo lo que quisiera.
Aquella tarde su mujer y sus hijos irían a un mercadillo hippie que hacían todos los miércoles. Él no iría, no se le había perdido nada en aquel sitio lleno de peludos, se quedaría para ver las noticias del SKY-Sports, más tarde vería el partido de cricket y el resumen de los partidos amistosos de preparación para el mundial de fútbol sub-21.

DIA 2
Cuando John se despertó, tenía un ligero dolor de cabeza. Había bebido demasiada cerveza la noche anterior. Su mujer y sus hijos ya se habían levantado y se habían ido a la piscina del hotel. Bajó corriendo a desayunar antes de que le cerraran el restaurante. Un cuantioso desayuno provisto de judías con tomate, huevos fritos, beicon y salchichas, entre otros alimentos energéticos, le trasladó el dolor de cabeza a la barriga. Así podía seguir bebiendo.
Después de haber pasado por el bar y haber cogido sus dos cervezas se fue a la piscina junto a su familia. Le habían guardado una cómoda hamaca en la que poder tomar el sol. Por el camino ya se había bebido una de las cañas y a los cinco minutos la segunda. Después de estar diez minutos tumbado en la tumbona, sin cerveza, el calor del sol quemándole la piel y el escándalo de los niños en la piscina lo estresaron. Así que fue al bar, cogió otras dos cervezas y se sentó delante del televisor. Echaban un resumen de los partidos de la NBA. De allí sólo se movería cada diez minutos para ir a por más rubia, y a la hora de comer, la cual no pensaba perderse.

DIA 3
Aquella mañana consiguió permanecer una larga hora tumbado en la hamaca. Debía coger algo de color para poder fardar delante de los compañeros del trabajo. Eso sí, su mujer se encargó de administrarle la cantidad necesaria de cerveza para no deshidratarse (o tal vez todo lo contrario). Luego volvió a su butaca birras en mano. Llegaba el fin de semana, la premie estaba por empezar y los programas de fútbol eran frecuentes.

DIA 4
Aquel día jugaba su Manchester. El mismo que llevaba tatuado en el pecho.
Su primer partido de pretemporada lo ganó a un equipo de la segunda división escocesa. Nada más y nada menos que 5 a 0. ¡Genial! Gritó en cada gol, los saboreó, los disfrutó, le llenaron el alma.
Por la mañana su mujer y sus hijos se habían ido a ver otro caro mercadillo, encima en taxi. No le hacía ni pizca de gracia que gastaran dinero, en el hotel tenían todo lo necesario. Pero bueno, si se iban mejor, así no le molestarían y podría estar tranquilo disfrutando de su gran amor.

DIA 5
Un día feliz. El Chelsea había empatado su partido contra un equipo recién ascendido a la primera división francesa. Perfecto.
Su piel empezaba a caérsele, la hora en el sol, dos días a tras, había sido perjudicial, a parte de una pérdida de tiempo; había aprendido la lección.

DIA 6
El resumen de todos los partidos de fútbol de los equipos de primera y segunda división de la premie, golf y rallies; día completo.

DIA 7
John bebió todo lo que pudo y más. Por la madrugada volvían a su frío y desprovisto de canal de pago hogar. También vio el boxeo, aunque fuese en diferido.

DIA 8 (ya en casa)
Al llegar al taller en donde trabajaba, un compañero le hizo la pregunta que John temía, le echó en cara lo blanco que estaba habiendo estado siete días en un lugar con tanto sol. Le respondió que había estado en la sombra. Y cuando le preguntaron por las paradisíacas calas se acordó de la victoria de su Manchester, del cricket, del buen juego de Tiger Woods, del básquet y de la cerveza, sintió una erección y contestó: LAS MEJORES VACACIONES DE MI VIDA.

Basado en hechos reales. 


miércoles, 13 de julio de 2011

Soledad


Estas tan cerca.
Tan cerca…
Pero no puedo verte,
no puedo alcanzarte,
no puedo acariciarte.
Tan cerca y tan lejos…
Por favor tírame una soga para poder trepar por ella y llegar hasta donde estás tú,
y no ahogarme en mi soledad lejos de ti. 

sábado, 9 de julio de 2011

El borracho inconsolable

En esta excepcional entrada os quiero presentar la novela de mi hermano Bart (http://bartwritesit.blogspot.com/ ),  EL BORRACHO INCONSOLABLE. En ella cuenta las desventuras de Héctor Espada, un chico inadaptado, que frecuenta El Rabal en Barcelona.
El libro está a la venta en Bubok, también en formato digital. http://www.bubok.es/libros/198072/EL-BORRACHO-INCONSOLABLE
Para la ocasión, el autor ha escrito un capítulo promocional, aquí dejo su enlace.http://bartwritesit.blogspot.com/2011/07/el-borracho-inconsolable-ya-la-venta.html
Saludos y buen verano. 


miércoles, 29 de junio de 2011

Juan y el lobo


Aquella tormenta veraniega pasaría a la historia por litros de agua caídos en el menor tiempo. Juan salió del cortijo garrote en mano. Las ovejas estaban a resguardo en el corral, por lo que tanto alboroto no era normal. Algo estaba sucediendo. Días atrás había aparecido un cordero muerto con heridas que parecían estar provocadas por unas fauces, lo que llevó al pastor a concluir que un lobo andaba por aquellos lares. El saco que se había puesto a modo de chubasquero improvisado, en pocos segundos estuvo calado por lo que carecía de utilidad. Entró apresuradamente en el corral, y una oscura sombra se escabulló por la ventana. Una rápida ojeada le bastó para ver que dos ovejas yacían en el suelo, cubiertas de sangre, aún palpitantes pero muertas. Gritó maldiciones aunque nadie pudiera oírle en aquel lugar apartado de la mano de dios. Corrió fuera tras los pasos del misterioso depredador con intención de hacérselo pagar. Pero bajo las ventanas no había huella alguna.
¿Dónde se ha metido?
Se percató de que la ventana era demasiado alta para que un lobo cualquiera pudiera entrar o salir por ella. Pensó que sería un animal enorme, no se acobardó.
¡Dónde te has escondido!
Pero no salió.
Sin ser consciente, una figura lo observaba. Una sombra en lo alto del espeso algarrobo centenario que había junto a los corrales.
A la mañana siguiente un cálido y primaveral sol brillaba en lo alto. Con pesar, Juan se levantó y fue a cavar un gran hoyo en el que enterrar a los dos animales muertos. El lobo, o el animal que fuese, había chupado la sangre de las desgraciadas.
Luego sacó al rebaño y, macuto a la espalda, se dirigió a las grandes praderas allá en los valles. El campo estaba encharcado por doquier, pero eso significaba que el pasto estaría más tierno para las ovejas. Eso haría que al menos pudiera quedarse un par de semanas más. A finales de invierno, cuando el crudo frío ya había pasado, todos los años Juan partía del pueblo hacia las montañas para regresar antes de agosto. En septiembre, rebaño y pastor volvían allí para los primeros mese de otoño. Hacían falta tres días de camino para llegar a aquellos parajes de ensueño. Muchas personas del pueblo trataban a Juan de lunático, aquellas costumbres ya se habían perdido hacía años. Los piensos industriales habían sustituido aquel nómada modo de vida. Pero a Juan no le gustaba, las ovejas eran mucho más felices brincando a sus anchas por los prados, y él también. Eso le proporcionaba el tiempo que necesitaba para componer poesía, su gran pasión. A pesar de las malas palabras de sus vecinos, parientes y amigos (su novia incluida) no pensaba dejarlo. Eso le hacía sentir vivo, feliz.

A mediados de agosto la hierba empezó a secarse, eso era la señal, era hora de volver a casa.
A su regreso, Juan no encontró la bienvenida esperada. Su novia Amparito se había cansado de estar siempre esperándole y había empezado una relación con Chema, el panadero. Al poco tiempo se supo que estaba embarazada y por supuesto Juan no era el padre. Pero en el fondo, el pastor lo sabía, sabía que aquello iba a pasar tarde o temprano. Nunca le leyó los versos que le había escrito y no le quedó más remedio que aceptarlo. A su sorpresa, la decepción fue menor de lo esperado y su vida continuó igual. Ahora tenía trabajo, esquilar las ovejas para vender la lana, vender la leche y los quesos, vender los corderos, etc.
A finales de septiembre el pastor volvió a preparar su bolsa, y junto al rebaño partió de nuevo a las montañas. A medida que se acercaba el aire puro lo impregnaba de aromáticas fragancias y sentía la vida regresar. La amargura, la oscura frialdad del se humano desaparecían. A finales de septiembre, con las grandes lluvias, debería regresar al pueblo.
En aquella ocasión llevaba consigo un instrumento nuevo. Algo que nunca había usado, la escopeta que su abuelo había llevado en la guerra, un arma que oficialmente no existía, que había permanecido oculta en un polvoriento baúl en el altillo de la casa, un instrumento que odiaba.
Ver de nuevo su viejo y frío cortijo le inspiró un nuevo poema.
Los días transcurrieron con normalidad, pero al séptimo día de estar allí un cordero y una oveja joven volvieron a aparecer asesinados, con grandes mordeduras en el cuello y sin apenas sangre en el cuerpo. Entonces Juan decidió a partir de ese momento montar guardia por las noches, escopeta en mano. Su intención era acabar con aquel chupacabras del infierno.
Pasaban los días y nada sucedía, y la falta de sueño empezaba a menguar las fuerzas del pastor. Pero al sexto día de la segunda semana algo le disturbó su incómodo sueño, sentado en un montón de hierba seca apoyado en el fusil. Una oscura figura descendió desde la ventana. Una fantasmal figura negra de forma humana. No se había dado cuenta de que el pastor estaba apuntándola con el arma. Con un veloz movimiento se abalanzó sobre las aterradas ovejas. A Juan no le fallaron los reflejos y disparó. Falló, era demasiado veloz, revelando su posición al depredador. La figura huyó y saltó a la ventana. Pero allí su rostro se volvió clavando unos ojos claros en los pardos de Juan. Era una muchacha. Una preciosa muchacha de pálida tez, ataviada con una negra túnica con capucha. El pastor no encontró valor de disparar y la sombra saltó al exterior.
El chico pronto reaccionó y se apresuró tras aquel bello ser.
La divisó en lo alto del algarrobo. Enseguida ella saltó, prácticamente planeó, hasta un pino que había metros atrás. Pero Juan no se rindió y corrió tras ella. La luz de una inmensa luna llena era su aliada y, aunque eran profundas horas de la noche, su vista ya adaptada a la oscuridad veía relativamente bien.
Saltando de árbol en árbol se internó en el frondoso bosque de pinos. Juan corrió y corrió, haciendo caso omiso a los rasguños y magulladuras provocados por las ramas, rocas y raíces. Se torció el tobillo, pero aguantó el dolor y continuó corriendo, así durante cerca de una hora.
De repente la perdió de vista. Buscando, tras un espeso matorral encontró una cueva. Parecía la entrada de algún  templo antiguo, ya que en la roca había grabados, que debido a la erosión y la insuficiente claridad de la noche, Juan no podía apreciar bien. Sin pensárselo dos veces entró en ella. Anduvo largo tiempo en la completa oscuridad. La cueva descendía hacia el interior en dirección al centro de la tierra. El aire estaba viciado y el calor empezaba a hacerse insoportable. Cuando las fuerzas empezaban a flaquear, sudoroso y exhausto Juan divisó una tenue claridad. Corrió hasta alcanzarla.
Desembocó en una pequeña sala, húmeda y cubierta de polvo, iluminada por una oxidada lámpara de aceite colgada en una pared. En el centro, había un gran ataúd negro. Le pasó la mano por lo alto quitándole el polvo y descubrió que a pesar de que debía de tener cientos de años, el barniz de la madera estaba implacable. Con dificultad abrió la tapa. Estaba vacío. Su acolchado blanco estaba inmaculado.
De repente se sobresaltó al notar una sombra moverse a su espalda. Se giró tan rápido como pudo pero ya fue demasiado tarde, tenía al depredador encima. Cayó de espaldas con aquella extraña muchacha encima. Dos miradas se cruzaron y el poeta no encontró palabras para tal deslumbrante belleza. Ella parecía asustada, Juan se sentía incapaz de moverse. Despacio, ella acercó su rostro, sacó sus colmillos y los clavó en el cuello de su presa.
Juan esbozó una sonrisa reflejando el placer sintiendo los labios de la chica en su cuello. Y poco a poco su vida se fue apagando hasta finalmente extinguirse. Así, el séptimo día descansó.
La muchacha chupó hasta vaciar la sangre del cuerpo del chico sin poder contener las lágrimas. Por primera vez en su longeva vida lloró. Sin él saberlo, había estado observándolo durante años. Ella recordaba perfectamente la primera vez que lo vio, joven y tierno. Lo había amado desde la distancia, en silencio. La tristeza se adueñó de su fría alma, cogió con facilidad el cuerpo inerte del pastor y lo introdujo con suavidad en el ataúd. Ella se tumbó a su lado y encontró la anhelada muerte que buscaba. El ser inmortal murió finalmente de tristeza.
Y aquellos dos cuerpos se convirtieron en el mismo montón de tierra.
Mientras, las ovejas al encontrar la puerta del corral abierto, salieron a la intemperie y vivieron felices para siempre en libertad.

FIN


jueves, 16 de junio de 2011

4-Sombra en Exilio


En un sombrío callejón del pequeño pueblo de Sombra una luz apareció de repente. Un perro flacucho que estaba buscando algo que llevarse a la boca en un cubo de basura volcado, se asustó con aquel destello y salió corriendo con el rabo entre las piernas. Los seis miembros del grupo aparecieron. Aquel viaje a través del portal no había sido tan desagradable como el anterior. Los tres edenitas notaron un ligero mareo pero nada que ver con las otras dos veces. Aquellas armaduras eran realmente útiles.
               Los muros de los edificios de aquella oscura y lúgubre calle eran color arena y estaban sucios y mohosos. El suelo estaba cubierto por una ligera capa de polvo. Mientras salían del callejón encabezando el grupo León, Flip informó un poco a los demás sobre el país. Exilio entero era un abrasador y seco desierto, conocido antiguamente como el desierto Amarillo. Sombra se encontraba al lado del mar aunque allí el desierto también había llegado. Exilio constaba de pequeños poblados que se construían alrededor de los pozos de agua que excababan. En ocasiones se secaban y tenían que partir en busca de más abandonando sus hogares. El país estaba muy poco poblado. En ocasiones sus habitantes intentaban escalar el enorme muro que separaba a su país con Edenia, la tierra de los sueño, pero solían perecer en el intento. Había dos grandes puertas que separaban los dos países pero era imposible franquearlas sin un pase especial. Los habitantes nativos de Exilio eran los edenitas oscuros, los cuales sólo se diferenciaban de sus vecinos por un tono café en su piel y generalmente por ser algo mas corpulentos; y por aquel simple motivo eran repudiados por los habitantes blancos de Edenia. La gobernadora era la mestiza hermana del gran emperador Don Mefistus III, el Dios, repudiada por él. Su nombre era Afrodita y al parecer su belleza era espectacular a pesar de tener un hermano tan poco agraciado como Mefistus. Afrodita había sido exiliada por su hermano junto a su madre y un guardia real a Exilio pensando que allí morirían de hambre. Pero Dios se llevó una sorpresa cuando descubrió que se había convertido en emperatriz.
-         Hemos aparecido en la parte oeste del pueblo, Fénix vive al este, en el mismo puerto al que vamos a entrar.
-         ¿Queda muy lejos? – pregunto Seda, el representante de los topos.
-         El pueblo es pequeño, en unos pocos minutos llegaremos. – Contestó Panterra.
Al cambiar a una vía más amplia una agradable brisa marina les inundó las fosas nasales. Empezaron a seguir esa calle que cruzaba la anterior y ligeramente se iba inclinando cuesta abajo. Las calles estaban poco habitadas, se cruzaron con un par de personas que iban tapados con túnicas y turbantes blancos que impedían verles el rostro a excepción de los ojos. Las grandes tormentas de arena que asolaban el país llegaban a la costa y sus habitantes se habían acostumbrado a ir protegidos. Al cruzar un edificio más alto ante ellos apareció ante sus ojos la inmensidad. El cielo y el mar se separaban por una línea curva en el horizonte. Seda se paró, cerró los ojos.
-         Maravilloso.
Poco después la calle desembocaba en el puerto. El mar estaba completamente calmo y los barcos habían salido a faenar por lo que el puerto estaba bastante vacío. Sólo quedaban unos pocos cargueros amarrados. El asfalto recubierto de arena se cortó de golpe y un ligero escalón daba paso al muelle, que había sido construido  pacientemente con secos y sólidos troncos de los secos árboles que crecían en el desierto. La mayoría de las casas que estaban de cara al mar eran cabañas de pescadores construidas de madrera, aunque una de ellas destacaba sobre las demás. Entre dos cabañas había una gran casa que estaba construida de aquel cemento color arena.
-         Esa es la casa de Fénix, desde allí dirige a la resistencia de todo el mundo.
-         ¿Desde ahí? – preguntó extrañado el joven soldado Trébol.
-         Ahora lo veréis – habló con una sonrisa en los labios Flip – está bien equipada la casita.
Trébol levantó la cabeza y vio que en el tejado de la casa había una enorme antena. Estaba claro que la casa no era como las demás.
Flip apretó el pequeño interruptor del timbre y una agradable melodía sonó. Esperaron.
Y esperaron más.
-         Aquí no parece que haya nadie – dijo Seda unos minutos después.
Pero Flip estaba tranquilo.
-         Paciencia amigos
Al poco rato una mirilla se abrió y una voz de señora habló.
-         ¿Quién anda ahí?
Parecía que había una contraseña para confirmar que eran de los suyos.
-         Por la liberación de los pueblos de la galaxia y del nuestro mismo lucharemos y si es necesario moriremos.
-         Muy bien ahora os abro.
Flip había nacido y se había criado en Sombra y conocía a aquel hombre como contó a los demás. Sus padres habían muerto en un accidente cuando él todavía era un niño. Todos los niños de Exilio eran educados desde pequeños a lo militar y a los dieciséis años Flip consiguió un traslado a la capital del país vecino, que era a dónde mandaban a los mejores pasando la aduana escondidos en camiones que llevaban exóticos productos alimenticios.
-         ¿En qué puedo ayudarles?
La puerta se abrió y los recibió una gruesa mujer. Era una edenita oscura de piel color café, de ya avanzada edad. Llevaba el pelo corto rizado. Unas pequeñas gafas reposaban en su rechoncha nariz. Su cara redonda reflejaba la desconfianza.
-         ¿Ya no te acuerdas de mi Medusa? – le habló sonriente Flip.
Aquella mujer clavó la mirada en Flip y entonces su expresión cambió, una sonrisa se dibujó en su rostro.
-         ¡Flip!, como has cambiado - y dio un afectuoso abrazo al fornido guerrero – pasad, pasad Fénix está dentro, delante del ordenador como siempre.
Los seis extravagantes personajes entraron en la casa. Era mucho más espaciosa de lo que parecía. En la entrada se habría directamente un amplio salón, en el que había dos enormes sofás y una gran televisión colgada en la pared.
-         Cuando vienes a visitarnos deberías de avisar, ahora iré buscar unas pastas y algo de beber y …
-         No te preocupes Medusa, tenemos prisa. Tenemos que ver a Fénix urgentemente. Las cosas no van bien.
-         Está bien, seguidme – dijo con una mirada curiosa.
Era una casa realmente acogedora. Estaba llena de adornos, figuritas, lámparas, etc. Una gran alfombra  a cuadros de colores diversos adornaba el centro de aquel salón. En un lateral había una escalera que conducía al piso de arriba. Los escalones estaban forrados de alfombra verde. Medusa seguida por los viajantes interdimensionales subió por ella. Lo que encontraron allí arriba no era una típica sala de una casa común. El piso de arriba era enteramente una habitación llena de ordenadores, radares y demás aparatos. Había un hombre de espaldas a ellos encorvado mirando el monitor de un ordenador. Al escucharlos se dio la vuelta.
-         ¿Quién demonios sois y qué hacéis en mi casa?  - a diferencia de su mujer y de todos los habitantes del pueblo, Fénix no era un edenita oscuro. Su piel era rosácea y su pelo y su gran bigote eran castaño claro moteado de canas blancas. Su rostro estaba cubierto de arrugas que por su delgadez se le agudizaban más. Sus enormes cejas grises se fruncían en una oscura mueca.
-         ¿Usted es el señor Fénix? – se adelantó Seda – un placer, yo soy el representante del gran rey topo Lombriz XIII, Gusano de Seda, pero me puede llamar Seda. Tenemos un asunto muy importante e urgente del que hablar.
-         Lo siento – tajó el anciano -  no puedo atenderlos, estoy muy ocupado, márchense inmediatamente.
-         Escucha Fénix – dijo Panterra – esto es muy importante, depende de ello la supervivencia de la resistencia de todo el planeta.
-         ¿Quién eres tú?, ¿eres de los nuestros?
-         Nosotros tres somos miembros de la resistencia de la capital – intervino Flip - ¿no me recuerdas? Soy Flip, tienes que escucharnos.
-         ¿Flip? Menos mal que hay alguien vivo. Llevo horas intentando contactar con el capitán de las fuerzas en ciudad Adan y nadie me responde.
-         Es posible… - el rostro de Panterra se oscureció – es posible que estén todos muertos. El ejército celestial nos tendió una emboscada cuando estábamos a punto de asaltar un furgón de armas de último modelo y es probable que conocieran nuestros movimientos y nuestros escondites.
-         ¡Eso es terrible! Debo mandar refuerzos allí inmediatamente, o…
-         No hay tiempo, es demasiado tarde para ellos, hay algo mucho mas importante – lo interrumpió el pequeño topo – nuestras fuentes han descubierto que el ejército ha desenmascarado quién lidera la resistencia y que han preparado un ejército para erradicarla por completo. Un ejército dirigido por el subcomandante Sapus capacitado para conquistar planetas enteros.
-         Eso significa que ese ejército vendrá hacia aquí en breve – dijo Panterra.
-         Esto es terrible – Fénix sentado en su silla se tapó la cara con las manos y los codos apoyados en las piernas – es realmente terrible.
-         Mi rey lidera al único ejército capaz de enfrentarse al imperio celestial, todavía no es lo suficientemente fuete, pero va creciendo y está dispuesto a daros asilo a todos. A todo el pueblo. A cambio solo pide que os unáis a nosotros en la lucha.
-         No lo entendéis yo no soy el líder, no puedo tomar esa decisión…
De repente un monitor se encendió y apareció el rostro de un soldado aparentemente alterado.
-         ¡Capitán Fénix! ¿me recibe?, ha ocurrido algo terrible un ejército ha surgido de la puerta del sur, creo que se dirige hacia ciudad Tornado, nuestras fuerzas han sido masacradas cual insecto. Traen vehículos de camuflaje y armas de máxima potencia…
-         Escucha, retiraros inmediatamente de ahí…
Pero fue demasiado tarde se escuchó un estallido, el alterado soldado se giró bruscamente y la imagen se perdió. Antes de cortarse el sonido se oyó un desgarrador grito.
-         No puede ser, se dirigen a ciudad Tornado – Fénix estaba hundido.
-          ¿Qué hay tan importante allí? – intervino por primera vez el silencioso Trébol.
-         Ya he dicho que yo no soy el que dirige todo esto – el hombre no levantaba la cabeza, parecía haberse rendido, la frustración y la desesperación habían podido con él – allí reside nuestra emperatriz, mi niña Afrodita. Ella es la que está detrás de todo. Y ahora no podré salvarla. ¿cómo llegaré allí?
-         Por eso estamos aquí, basta de lloriqueos no hay tiempo que perder, necesito que me diga las coordenadas exactas del pueblo, y tú Trébol ve a buscar al escuadrón, ha llegado el momento de actuar – Raptor sólo hablaba cuando era necesario, pero su sangre fría lo convertía en un auténtico líder y magnífico aliado.
-         ¡Si señor! – Trébol abrió la tapa del pequeño computador que llevaba en el brazo, apretó unas teclas,  un portal se abrió y saltó rápidamente a él.
Todo había ocurrido mucho antes de lo previsto y ahora no tenían tiempo de pensar, tenían que actuar. Toda la raza de los edenitas oscuros estaba amenazada y si no actuaban con presteza, sin dudarlo serían masacrados sin excepción. Fénix dijo las coordenadas exactas de la ubicación de la ciudad Tornado. Raptor rápidamente tecleó en el pequeño teclado de su brazo y otro portal se abrió.
-         Seda, adelántate con León, Panterra, Flip y Fénix, yo esperaré al escuadrón – la voz firme del reptil impedía vacilación alguna. Aunque oficialmente Seda era de rango superior obedeció las órdenes sin rechistar.
-         ¡Qué clase de tecnología es esa! – Fénix no daba crédito a lo que veían sus ojos.
-         Es la forma más rápida que existe de viajar por el universo. Automáticamente apareces donde quieres en un abrir y cerrar de ojos – le explicó el silencioso León.
-         Es magnífico, así llamaré a todas las tropas que están aquí en el pueblo, y los teletransportaremos a Tornado.
-         ¡No!, los soldados aquí no están preparados para viajar por portales, allí con los efectos del viajen serían un estorbo. Dime Fénix, ¿ciudad Tornado tiene murallas? – tronó la voz de Raptor.
-         Si, pero…
-         Bien, evacuad a todos los civiles al castillo o al edificio más grande y apartado de las puertas de la ciudad que tengáis y reunir las tropas allí preparadas para resistir. Necesitaremos tiempo para evacuar a todo la gente – lo interrumpió el lagarto sin darle la oportunidad de acabar su frase.
-         No tardéis, vamos chicos – dijo Seda al reptil. Indicó a los demás que saltaran al portal.
León, Panterra y Flip saltaron. Cuando iba a saltar Fénix apareció su mujer y corrió hacia él.
-         ¡Qué está pasando cariño!
Fénix miró de reojo a Raptor. El lagarto clavó sus ojos a los de la agradable mujer.
-         Escuche señora, su marido tiene que venir con nosotros, la vida de la princesa y la de todo vuestro pueblo depende de él. Necesito que usted reúna a todo el pueblo en un punto y lo prepare para abandonar sus hogares. Qué solo cojan lo estrictamente necesario. En aproximadamente un par de horas vendremos a buscaros.
La mujer miró a los ojos al lagarto. Era inteligente y sabía que aquello era irremediable y que pasase lo que pasase su pueblo ahora necesitaba a alguien que lo  preparara y que ese alguien era ella. Asintió y se marchó a paso ligero por las escaleras.
-         Vamos.
Fénix y Seda también desaparecieron por el portal.

               Raptor esperó unos pocos minutos y cinco portales se abrieron ante él. De el primero salió Caracol, un guerreo topo, ataviado con una pequeña armadura protectora y un gorro de cuero. También llevaba unas grandes gafas protectoras sujetas con una gruesa goma. De cintura para abajo estaba desnudo y en los brazos a parte del ordenador no llevaba nada. En su espalda, metido en su funda tenía un rifle de asalto de precisión. Del segundo portal apareció el joven Trébol. Del tercer portal apareció Roble, un guerrero floriano, del mismo planeta que Trébol. No era excesivamente alto como era común en su raza pero era muy robusto y musculoso. Su cuello parecía el tronco de un árbol y sus gruesos brazos eran capaces de atravesar cualquier cosa de un puñetazo. Su anaranjada cabeza estaba desnuda y en su afeitado cráneo llevaba un tatuaje de una rosa roja. Su cara era ancha y su nariz parecía haberse roto en innumerables ocasiones. Llevaba la armadura protectora encima de un ajustado jersey negro. En un brazo llevaba el ordenador y en otro una muñequera metálica. Sus pantalones ajustados eran de color azul marino y sus botas enormes capaces de aplastar piedras si fuese necesario. Del cuarto portal salió Esturión, veterano soldado tritón. Al igual que Agua, su cola de pez reposaba en unas piernas mecánicas. Pero eso no le reducía la movilidad ya que los poderes psíquicos que poseían los habitantes de Oceania les ayudaban a controlarlas perfectamente. Llevaba un casco blanco hecho con el increíble coral que se encontraba en su mundo. Iba vestido con la armadura protectora y unas placas metálicas plateadas en los brazos y armado con un escudo también plateado con el emblema de la emperatriz grabado en oro en el centro y con un tridente de mango negro y puntas blancas, también de coral. Esturión era capaz de proyectar potentes rayos psíquicos a través de su tridente. Su rostro era serio implacable, era el soldado perfecto. Arrugas surcaban su cara y su mirada reflejaba muchas batallas ganadas. Una barba negra cubría la parte inferior de la cara. Por último, del quinto portal salió Rubí guerrera letal lunariana. En un pequeño sistema solar en una zona todavía no corrompida por el imperio celestial había un planeta que debido a sus gélidas temperaturas era inhabitable. Pero de una de sus dos lunas había florecido una civilización. Eran poco numerosos pero muy avanzados. La característica de los habitantes de Lunaria, que era como se llamaba la luna, era su piel azulada. Rubí no era una excepción, y su fino rostro estaba adornado por una muy bien cuidada melena roja, de pelos rizosos que llevaba atada en una larga coleta. Sus ojos grises y sus finos labios de un tono violeta le daban un aire místico. Debajo de la armadura protectora llevaba un grueso jersey también negro y unos guantes grises. Debido a las temperaturas bajo cero que soportaban en su luna natal estaban acostumbrados a ir bien abrigados. Llevaba unos pantalones ajustados negros llenos de cintas y fundas en las que guardaba cuchillos y diversas armas blancas. Unas botas grises forradas en su interior de una cálida lana blanca le protegía hasta las rodillas. En el grueso cinturón llevaba varias pistolas pequeñas, silenciosas y letales.
-         Muy bien, ya estamos todos – tronó la firme voz del lagarto – el imperio ha llegado antes de lo previsto, no tenemos tiempo que perder. Es hora de que los EVI entremos en acción.